Tú y yo; hasta el último soplo de nuestros corazones.

Esa persona, esa persona que hace que todo sea mejor, que si un día sale mal te da el mejor abrazo y beso del mundo, te limpia las lágrimas con sus manos y te obliga a no llorar. Es curioso que de tantas personas existentes en el mundo, él sea ala que más amas, ala única que quieres ver en ese preciso momento, en esa milésima de segundo que sabes que te va a querer como nadie. Me encanta, me encanta que haga tonterias todo el rato, que se comporte como un niño pequeño, que sea impaciente, insistente, que me acaricie el pelo, me encanta agarrarme a su espalda y no soltarme, quedarme así una eternidad, que sus labios rozen mis mejillas, mi cuello, hasta llegar a mi boca. Me encanta mirarle a los ojos y reirme sin ninguna razón, una sonrrisa que habla, que quiere decir "estoy feliz, porque estoy contigo", porque estoy con él. Me gusta que me conozca tanto, que sepa mis puntos debiles y yo los de el, que me demuestre todo lo que me quiere, que me haga sentir única, que me mate a cosquillas y que me traiga ese chocolate que me gusta tanto. Pasarme el día con el, que me susurre que me ama y que me haga llorar de emoción, de risa, así son esos momentos, de locuras sin limites y de conversaciones chorras, de insultos cariñosos y de caramelos de solano, de fresa, nuestros preferidos. Esas tardes en las que te gustaria parar el tiempo, y que no acabase nunca. Esos momentos, exactamente perfectos, a su lado, en los que no dudarias ni por un segundo que darías tú vida por el, que si vinieran 60 tanques y 10 ejercitos con 20 hombres armados cada uno y sin escapatoria , no le soltaria, solo le amaria más que nunca, lo abrazaría bien fuerte, cerraría los ojos, le dedicaria un te amo, y le regalaría mi último soplo de mi corazón.